martes, 9 de noviembre de 2010

Oye, tú.

Oye, imbécil, deja tu egolatría de mierda de lado y sal a dar una vuelta ¿Acaso no te das cuenta de lo asfixiado que estás? Corta esa cadena, hueón, córtala! Date cuenta que ensimismado te vas a ir a la mierda.
Tú, niñita. Sí, tú, la que me está mirando con cara de pendeja inocentona: deja de mentirles! Hasta yo, que no te conozco -ni tengo ganas de hacerlo- me doy cuenta de tu hipocresía. Se te nota en la cara, bonita; en esa cara de niñita frágil que muchos compran. Sácate la máscara.
Señora ¿Cuánto tiempo lleva aguantando a ese conchesumadre? ¿Tan poco se quiere, que aguanta tanta violencia? Grite, señora, grite! Que todos se enteren de lo cagada de miedo que estás, que todos conozcan al monstruo con el que vives.
Don cura, doña monja, don pastor, don quienquiera que seas: No me interesa tener al espíritu santo de mi lado ¿ya? Puede usted vivir tranquilo con su dios, pero a mí déjeme tranquilita que no molesto a nadie.
Hey, viejo de mierda, deja de pensar con la de abajo y pégate el cacho. Tiene 10 años, hueón, y es tu hija. No le cagues la vida, no más de lo que ya está.
¿Homofóbico? ¿Racista? ¿Cagado de la cabeza? Hola, no me desgastaré contigo.
(no) Estimado señor politicucho, practicante de la politiquería barata que nos gobierna: Tú cachai las tonteras que decís, cierto? ¿No? ¿En serio? Le aconsejo, don mandamás, que piense unas infinitas veces todo lo que vas a decir antes de que salga de tu boca. No, mejor, cállate un rato que me basta y sobra con que aparezcas en todos lados. Tu presencia ya es un chascarro, no hace falta que digas estupideces ¿me entiendes?

Tú, que estás leyendo: lo siento, no tienes la culpa de nada.